LISA &, THE LIPS
Eran muchas las noches escuchando a los responsables de Heart of Gold deshacerse en elogios hacia el nuevo proyecto de la señorita Kekaula y sus Lips. Que si ha banda que la acompaña es la monda, que si la mezcla entre músicos madrileños con mucho funk en su sangre (y en sus pelos) y americanos (omnipresente siempre Bob Vennum) ha encajado al milímetro, que si suenan mejor que los Bellrays, cosa nada sencilla…
Muchas noches oyendo hablar del proyecto, imaginando a los Lips…y sin poder escucharlos, que al final es lo que interesa del asunto. E intentando adivinar las posibles mejoras sobre el exquisito legado discográfico de la banda que situó a Lisa &, Bob en el mapa: discos crudos, la energía de las calle de Detroit fundida de forma indisociable con gotas de la mejor música negra… ¿Indisociable? Lo confieso: nunca les vi un mal concierto, pero perdido el factor sorpresa guardé espacio en mi disco duro mental para no olvidar una noche - tributo a Sam Cooke en el madrileño El Sol. Lisa, la protagonista principal, aparcaba la parte más proteínica y contundente de su personalidad para abrirse en canal y dejar brotar el soul, su enorme alma. Y la temperatura subía minuto a minuto.
Tened un poco de fe, nos pidió Lisa hace unos años. Y nuestra fe siguió acompañando sus pasos, de forma merecida: dosificaba caricias y sopapos sonoros, ronroneos aterciopelados y arrebatos desbordados de decibelios. Empezaron los ensayos y las sesiones de grabación con sus Lips, y con ello los rumores de los que les hablaba, ahora ya no territorio exclusivo de los responsables de su management. Infiltrados en el local salían de él con ojos como platos y (de nuevo) alabanzas sin mesura.
Llegado el momento de la prueba del algodón, ahí están sus canciones, listas para ser reproducidas en goloso vinilo, en descarga digital y sobre las tablas.
Tres consideraciones: Lisa no ha perdido garra (cuando quiere muerde como en sus momentos más fieros, aunque parece disfrutar como una jovenzuela dejándose mecer por el funk más caliente, escuchen la hipnótica “Stop the Dj”), sigue teniendo ojo clínico para escoger qué temas incluir en un álbum (¿no es su primer sencillo una de las mejores canciones que ha grabado?) y ha ayudado a internacionalizar el soul, ahí es nada. ¿Cómo? Repitiendo lo que antaño parecía un milagro y últimamente parece algo normal: ha logrado que una banda formada mayormente por músicos de por estas tierras se fusione con su alma soul americana. Derribando fronteras creativas, geográficas y espirituales. Lisa cuenta con un grupo que hará palidecer de envidia a sus compañeros de profesión. Y sabe hacerlo funcionar al límite.
ALFRED CRESPO