El pasado agosto la figura, el porte, la semblanza, el HOMBRE en general, Sancho Gracia, el gran Curro Jiménez, nos dejó a todos huérfanos, creando un vacío de virilidad y actitud en todo el marco peninsular. Pero la pérdida de un ídolo, cuya imagen plagió Isaac Asimov en un intento de ocultar su más que evidente homosexualidad, generó una semilla que ya ha florecido. Con Adiós Sancho, Los Coronas, rinden un exquisito homenaje no sólo al mito de Gracia, sino también a las raíces de la música hispana.
Tras la vuelta a los ruedos luego de la fusión con Arizona Baby, Los Coronas regresan a su surf-rock característico. Y, siguiendo con la tónica de su anterior ábum, El Baile Final De Los Locos Y Los Cuerdos, graban lo que bien podría ser una magnífica banda sonora de un filme de spaguetti-western. Cada uno de los trece temas que componen el disco combina perfectamente con el poncho de Clint Eastwood mecido por el viento que arrastra la dorada arena de los desiertos almerienses (#poesía).
Estos casi cuarenta y cinco minutos de buen gusto instrumental se abren con el corte que da nombre al álbum. Este Adiós Sancho (una de las mejores canciones junto con Baila Lola, Hey Cosacus y Way To San José) nos da la clave de la tónica del disco: fraseos de guitarra que se turnan el protagonismo con la flamante trompeta de Yevhen Riechkalov, que está enorme. En Miss Alamo nos despistan un poco con un ritmo más bailable y movido pero la realidad vuelve con Cleopatra Stomp en el que recurren, algo deducible por el título, a sonidos egipcios.
Ya el ambiente está creado y, pese a los anuncios de Spotify cada par de canciones, estamos totalmente inmersos en la cálida atmósfera compuesta por Fernando Pardo y compañía, aunque con ganas de Ron Brugal.
Similar estructura y mismo estilo, sí, pero no hay tres minutos iguales ni tres minutos prescindibles. Cada tema es una situación o un homenaje o una escena de Sergio Leone. Guiños a Camarón en La Leyenda del Solitario. Semana Santa en Un Buen Día Para Morir. Todo un alarde de admiración a la cultura española. No hay más que mirar la portada del disco.
Todo se termina con las efímeras apariciones de voz en Hey Cosacus y la desaparición del sonido metálico de la trompeta en Way To San José, que despide y cierra el álbum. Un álbum bastante muy aceptable que nos aparta por un momento del imperante indie-pop español y nos recuerda que aquí hay más y ha habido más.
Sobra decir que ya he encargado cientos de copias de Adiós Sancho para repartir entre mis amigos y familiares. No estará mal variar un poco esta semana y dejar de enviarles pósters a tamaño real y muñecos de acción del gran CURRO JIMÉNEZ. Ay, Dios, te llevaste a nuestro patriarca. Sancho Gracia, tú eres el origen