Desde la indiferencia, la pasividad y el aturdimiento hasta el final absoluto hay un corto trayecto que no puede ser desandado. Checopolaco se niega a recorrerlo y tampoco está dispuesto a quedarse parado mirando como los demás se dejan mansamente dirigir a través de él, así que, justo dos años después de la publicación de su brillante LP homónimo, regresa a la primera línea de combate con un single reactivo, una nueva llamada a la acción, al compromiso, a despertar del sueño dogmático.
Si en su anterior entrega el preciosismo y la socarronería predominaban en el tratamiento del sonido y los textos, en Los misiles/bieenn!! la crudeza se apodera de ambos frentes. Los misiles, un enérgico toque a rebato que evoca a los mejores Swervedriver y a Kurt Vile, es una invitación de Julián Méndez a reclamar antes de que sea demasiado tarde nuestro derecho de amar, de vivir en paz, en la que se muestra dispuesto a hacer el trabajo sucio por nosotros (“ya les enseño yo los misiles”, proclama). Bieen!!, la banda sonora del día después según Checopolaco, es una coda instrumental perfecta que encierra toda la delicadeza, el humor y la firmeza de las convicciones de su autor que, en esta nueva propuesta, saca los dientes y después nos guiña un ojo y nos recuerda que todavía sigue aquí, acariciando el piano con una mano y con la otra cerca, muy cerca, del botón rojo.
Los misiles, ¡bien!.