El arte es hoy tan pueril que no es arte sino espectáculo, y funciona sólo si es capaz de sostenerse ante una audiencia; paradójicamente, pocas veces resulta espectacular. El artista nunca podrá huir del conflicto que nace de transmitir ideas a un público degenerado por la forma en que al arte es consumido. Empero, hay medios de arrebatar un corazón, o una consciencia más o menos colectiva, sin pasar por destruir la esencia de lo que significa ser creador. Esta colección de canciones es un buen ejemplo de ello.